viernes, 23 de abril de 2021

La guacamaya y el topo

Un guacamayo estaba cierta vez posado en una rama sin saber que un viejo topo dormía muy cerca en el interior de su topera. El guacamayo decía:

"¡Que suerte tengo de ser Guacamayo! ¡Que hermosas y coloridas son todas mis plumas!"
Y tenía razón en decir esto porque sus plumas rojas recordaban el cielo ardiente del amanecer, las azules, la calma del mar en una medianoche de verano; y las amarillas se parecían a las llamas que se desprenden las fogatas de los hombres.

De pronto el Guacamayo exclamó:

"¡Soy todo un poema!" Esta ultima frase despertó al topo que salió de una inmensa carcajada que descubrió su escondite.

EL guacamayo sobresaltado preguntó:

"¿Quién anda ahí? ¿Quién osa interrumpirme con una risa tan desagradable?" -Soy yo, el topo - respondió el pobre, aguantado la risa como podía:

"-NO quise ofenderte. Yo no veo bien a mis años, pero creo que tu belleza es realmente deslumbrante como todos en la selva lo afirman. Me lo dijo el oso, me lo aseguró el tigre, y me lo repitió el mono. Los que nunca me hablaron de tu hermosura son curiosamente los demás guacamayos."

"Es muy natural" -agrego el Guacamayo. -Los que están más cerca y comparten contigo algún tipo de virtud o de mérito, no elogian los tuyos como es merecido. Quizás temen que tus cualidades puedan eclipsar las suyas. ¿Acaso viste algún topo elogiando tu sentido del humor... o de la vista, por ejemplo?

A lo que el topo responde con una risotada más estridente que la primera:

Y vos ... ,¿qué pensás?

¿Cómo era el Guacamayo? ¿Quiénes reconocían su belleza? ¿Quiénes no la reconocían? ¿Por qué creés que ocurría esto? ¿Te parece que siempre los que están a tu lado tienden a disminuir tus méritos?





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