La guerra comercial se inicia a partir del momento en el que las políticas proteccionistas de un país comienzan a afectar a sus socios comerciales, los cuales, ante la pérdida de una posición comercial ventajosa, deciden actuar con represalias del mismo tipo para equilibrar la balanza de poder internacional.
Como era de esperar, las reacciones a las políticas de Trump han acabado llegando. Tanto la Unión Europea como China han respondido a las amenazas del presidente de los EE.UU. Ambas naciones aprueban respectivamente medidas destinadas a gravar las importaciones de diversos productos estadounidenses.
Desde el inicio de su campaña electoral, Donald Trump decidió cargar contra China como su principal enemigo político. El mandatario americano ha declarado en numerosas ocasiones que el déficit comercial de EE.UU. es el resultado de la política comercial China y su competencia desleal.
Según palabras del propio Donald Trump en una entrevista con Good Morning America, el 3 de noviembre de 2015: "China es un enemigo económico y se aprovechó de nosotros como nadie en la historia. Es el mayor ladrón del mundo. Se llevó nuestros empleos".
Desde hace algunos años EE.UU. ha ido perdiendo su papel predominante en el mercado global, lo cual se debe a que compra mucho más de lo que vende al resto del mundo.
EE.UU. exporta un total aproximado de unos 130.000 millones de dólares anuales frente a los 500.000 millones que exporta China. EE.UU. está perdiendo capacidad comercial y es cada vez más dependiente de China, pero el balance comercial de China depende en gran medida de las exportaciones a EE.UU. Una baza que Trump pretende forzar para doblegar la fortaleza comercial del gigante asiático.
〰Las consecuencias del conflicto.
Los principales afectados han sido los índices bursátiles. En concreto, los primeros en resentirse fueron los índices de Wall Street, especialmente el Nasdaq, cuyas empresas dependen de la fabricación china.
Durante las dos últimas semanas, el pesimismo generado por Wall Street ha motivado una serie de caídas generalizadas en las Bolsas europeas y asiáticas, llegando a sufrir especialmente las Bolsas de Japón y Shanghái. En Europa, los índices también se han visto influidos por el conflicto, principalmente debido a las caídas de la industria automovilística.
El ministerio de economía chino ya ha comenzado a devaluar su moneda como arma comercial. Por otro lado, no debemos olvidar que la deuda de EE.UU. está a merced de China, ya que es el mayor tenedor de bonos del tesoro norteamericano, con un total de 1.3 billones de dólares.
A parte de las empresas y los mercados, los consumidores también se verán afectados. Como ejemplo de ello, hay estimaciones que indican que Wal-Mart es responsable del 10% de las importaciones chinas. Por lo que, si se impusieran aranceles sobre esos productos, tendría que incrementar sus precios, lo que afectaría al consumidor directamente.
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